- Pon restos de velas blancas a disolver en un cazo.
- En cuanto haya licuado por completo, sostén por el tallo, invertida, una de las rosas, y sumérgela un momento en la cera líquida. Presta especial atención a que todos los pétalos de la flor resulten impregnados de cera.
- Sácala e introdúcela de inmediato en otro cazo con agua fría. Repite la operación con el resto de flores del ramo y ponlo luego a secar en un jarro de cuello alto.
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